La semana pasada fue de trabajo intenso. A nuestro ritmo habitual se sumó la gran oportunidad de trabajar para un evento que me encanta, pues lo recaudado se destina directamente a la educación de los niños carenciados de mi querido Uruguay.
El miércoles 7 de agosto se realizó en el Latu la cena anual de UNICEF la cual tiene como objetivo apoyar a los niños con menos oportunidades. Desde hace 6 años formo parte del Consejo Consultivo de Empresarios que trabaja junto a UNICEF para generar fondos para los programas de educación para los niños uruguayos. Aparte y más importante, es generar conciencia a las empresas que nos acompañan en todo lo que pueden trabajar no solo donando dinero sino en diferentes ámbitos con sus empleados.
La educación comienza en casa por lo tanto somos responsables de la educación de nuestros hijos y como empresarios debemos también generar y dar mejores oportunidades a nuestros empleados para que puedan realizar la tarea de padres de la mejor manera.
Puntualmente a este evento asisten 100 empresas que año a año nos acompañan y con las cuales compartimos la maravillosa oportunidad de dar y de hacer acciones que ayuden a formar mejores personas y con esto elevar la cultura y las capacidades del futuro de nuestro país.
Ójala se sumen muchos a esta conciencia pues creo que es tarea de todos. Yo tuve la suerte de ser invitada a formar parte de este maravilloso equipo y les aseguro que tanto para mí como para todos en mi empresa cuando hacemos estas cosas crecemos todos y sentimos que es mucho más lo que terminamos recibiendo que lo que damos. Lo hacemos por amor y porque tenemos la certeza de que hay que hacer sin esperar recibir nada. Pero increíblemente la vida te demuestra que cuando somos generosos la vida misma te lo devuelve con creces.
Gracias UNICEF por darme esta oportunidad y gracias todos los integrantes del Consejo que trabajan de manera incansable y de los que tanto aprendo.