Cuando comencé a disfrutar de la maravillosa pasión que siento por hacer fiestas, no era nada común realizar una boda en los meses de enero y febrero. Eran meses para descanso, pues nuestro trabajo mermaba absolutamente. Con los años, felizmente, los novios han cambiado su visión y han comenzado a casarse en estos meses. También han cambiado los hábitos de nuestras vacaciones. Ya nadie veranea 30 días corridos y además, hoy día si tenés una boda y estás de vacaciones, te ponés el vestido o el traje y volvés a Montevideo a la boda de tu amigo o a la inversa, viajás para el este a estar presente en ese día tan especial.

Las bodas de verano pueden ser maravillosas pero también nuestro clima nos puede hacer pasar nervios y stress, por lo tanto es fundamental tener un plan B. Podemos organizar una idea maravillosa a la intemperie pero nunca perder de vista que debemos contar con toda la infraestructura por si el clima nos juega una mala pasada.

En gastronomía, las propuestas son frescas, simples, a la vista, en los fuegos, en las brasas, preparaciones innovadoras realizadas en el momento creando ese atractivo natural de cocinas integradas a la fiesta que a su vez dan esa informalidad que la hace diferente y atractiva. Si bien todas estas opciones son pensadas justamente para disfrutar de las condiciones climáticas de este período del año, para estar prevenidos de un día de lluvia y frío debemos contar con carpas y gasebos como plan B, para asegurarnos que los platos van a salir como fueron planificados y que el mal tiempo no nos va afectar.

Si hacemos la boda hacia el este, me gusta conversar con los novios para saber qué imaginan, qué idea tienen, si prefieren una boda cerca del mar o una chacra en las sierras. Ambas opciones pueden darnos el entorno espectacular y un fresco ideal al atardecer. No aconsejo bodas al mediodía ya que el calor nos puede dar incomodidad y no permitirnos disfrutar del momento al 100%. La puesta en escena, la decoración, la ambientación puede ser mágica, espectacular, inolvidable pero como como mencioné anteriormente, hay que correr los riesgos.

Cada vez más, los novios se animan a correr estos riesgos y realizar estas bodas que son tan mágicas y que nadie las puede olvidar.

 

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